1 de mayo de 2011

ESE EXTRAÑO PASEO: UN ENCUENTRO CON KÁMUZ


El sol se preparaba para ocultar sus rayos y dar paso a su esposa, la luna.
Entonces, todos los que conformábamos tres familias recogimos todo lo llevado al camping y subimos al bus para ir a casa y dejar atrás el hermoso bosque.
El cielo se pintaba de naranja, lo cual me daba mala, espina, me preocupaba. La preocupación aumentó cuando nuestro bus se detuvo y no pudo seguir el camino. Tuvimos que bajarnos y continuar a pie.
Todos cruzaron un enrejado de alambre de púas que delimitaba el camino a casa. Con un poco de miedo, me quedé atrás y un amigo me tendió la mano para ayudarme. Fue cuando vi una gigantesca sombra pasar junto a nosotros.
-Es Kámuz-dije.
Crucé el alambrado. Me uní en el camino a las familias a quienes las había apresado el miedo y las mantenían inmóviles frente al gigantesco lobo gris Kámuz que nos impedía el paso.
Pero sabía que yo era el único que podía vencerlo…
… y Kámuz no estaba solo…